sábado, 10 de octubre de 2020

Capítulo 18




 Sebastián está ya en la cama, a punto de ir a dormir. Ha mirado un rato la tele, algún periódico por si daban alguna noticia de la boda de Elizabeth. Siente un gran dolor, llora. Abre el cajón y saca la foto de él con Elizabeth. Le habla a esa foto como si fuera ella.

--soy patético, ¿porqué no te ibas a casar?

En el fondo Sebastián tenía la esperanza de que esa boda no se celebrara y quería buscar alguna noticia sobre la cancelación pero son muchos los kilómetros que los separan como para que las noticias lleguen tan pronto. Sebastián piensa en lo mucho que se sintió deseado por Elizabeth cuando tras su incidente en a plaza se acostaron. Sonríe con una dulce tristeza al recordarlo. Mirando esa foto dice amargamente:

--pobre infeliz, en el fondo deseaba que en el último momento se hubiera dado cuenta de que yo soy el hombre de su vida.

Muy triste y lloroso abraza su almohada mientras recuerda días de besos y caricias con Elizabeth. Tocan al timbre insistentemente.

--¿El Juli a esta hora?

Por un momento un loco pensamiento se cruza por su mente:

--¿y si no se casó?¿y si me vino a buscar?

El corazón del guapo torero comienza a latir con fuerza. Salta de la cama en boxers y va a abrir en cuestión de segundos con una carita de enamorado que no puede controlar. Se decepciona al ver que es Julián.

--¿Tú?

Con ironía Julián le dice:

--¿ay quien esperabas a estas horas que lo recibes casi desnudo?

Sebastián no está para las bromas de su amigo:

--venga, pasa y cierra la puerta.

Sebastián se sienta en el sofá.

--¿ocurre algo?

--No, nada... No me hagas caso.

Julián lleva algo escondido en su espalda:

--veo que no te has enterado de las buenas noticias.

--¿de qué hablas?

--todo eso del destino que si Mac era del destino de Elizabeth...

El corazón del torero late con fuerza:

--¿¿qué sabes de eso?¡

--que tal vez su destino eres tú.

Julián saca un periódico:

--Me lo dejó un colega que trabaja en "el Avanguardia" es la edición de mañana.

Julián le entrega el periódico ya abierto en la página de sociedad. Sebastian se levanta, abre los ojos como platos:

--¿¿¡qué es esta basura?¡

Julián está alegre por su amigo:

--¡¡no se casó, no se casó¡ ¡¡tu amada Elizabeth no se casó¡

Sebastián mira sorprendido la foto del periódico en la que se ve a Elizabeth vestida de novia y desmayada en brazos de Mac. El titular dice: suspendida boda de la hija del multimillonario tejano ya que el novio es gay. Sebastián se lleva las manos a la cabeza:

--¡¡que disparate¡¡¿¿quien va a pensar que Mac es gay?¡

--Los que presumen de muy macho son los peores pero sigue leyendo¡¡se estaba acostando con el hermano de Elizabeth¡¡qué asco me da¡¡

Sebastián lee la noticia una y otra vez:

--¡¡No, no puede ser¡ ¡Mac no es gay¡

Está perplejo.

--¿¿¡cómo puede ser que lo defiendas?¡¡ ¡tú deberías estar feliz¡

--¿porqué? ¡¡me imagino el  bochorno de Elizabeth.

--ya le está bien, por acostarse con mari... con gays. Está es tu oportunidad, Consuélala, demuestrale que eres un hombre de verdad.

--Yo no voy a hacer eso.

--¿es que eres tonto?

--Yo no me voy a aprovechar de su dolor, en tres meses comienza mi temporada en América, creo que será mi momento, cuando las cosas se hayan enfriado...

--¿y si otro te la quita?

--Elizabeth lleva años esperando por Mac, lo mejor que puedo hacer es esperar a que se curen sus cicatrices.

Sebastián está por un lado feliz por el hecho de saber que su amada no se casó pero por otro le duele imaginar que su amada está sufriendo.







Muy lejos de la realidad, con sus trajes de boda, Mac y Elizabeth están en las Vegas. Los dos muy abrazados, muy felices. Mac le muestra algo:

--esa es... esa es la capilla en donde nos esperan. En unos minutos serás mi esposa.

Elizabeth le pone las manos en las mejillas:

--no me lo puedo creer. Es un sueño hecho realidad.

Mac le guiña el ojo:

--siento no haberte dado la boda con la que toda mujer desea.

Los dos están agarrados de las manos. Ella lo mira y suspira:

--toda mi vida he deseado este momento, el de casarme contigo. Y lo he soñado así. Te juro que nada me hará más feliz que ser tu esposa aunque la ceremonia fuera en la alcantarilla.

Mac sonríe:

--bueno la boda será discreta pero me han dicho que la capilla es hermosa.

Ella lo mira divertida:

--tú sí que eres hemoso.

--¿te estás burlando de mí? Eso merece un castigo --dice él de broma.

Le hace cosquillas.

--No, no las aguanto ¡¡para¡

Él para y la besa:

--te amo.

--y yo.

Él la mira seductor:

--¿y de verdad te parezco hermoso? --le pregunta con ironía.

Ella le da un golpe en el costado:

--no serías uno de los hombres más deseados si fueras feo...

--Exagerada.

--¿es mentira que eres uno de los modelos más cotizados del momento?

Él le acaricia el pelo: 

--ahora lo único que me importa es que voy a ser tu marido.

Elizabeth le pasa las manos por el cuello y los dos se besan apasionadamente. El chofer que conduce la limosina que han alquilado en la ciudad para el auto.

--ya hemos llegado.

Mac mira a Elizabeth:

--¿lista para ser mi esposa?

Elizabeth no puede hablar, llorosa hace que sí con la cabeza. El chofer le abre la puerta a él, Mac se la abre a Elizabeth. Se miran, se besan y entran en la capilla.


Mientras en el rancho de los Edwing se vive todo un drama, Emilio está en su despacho, en el suelo. Con la cabeza apoyada en el regazo de su padre que está destrozado por el dolor de su hijo.

--es mi culpa papá. Es mi culpa. No supe cuidar a mi hijo --llora Emilio.

El abuelo no sabe cómo consolar a su hijo:

--has sido un padre estupendo. No es tu culpa. era su destino..

--¡¡no, no¡¡no lo acepto¡

Emilio llora sangre sobre el regazo de su padre que le acaricia la cabeza. Entra Victoria muy seria. Se dirige al abuelo.

--¿has hablado con mi nieta?

--No hay manera, el móvil los dos los tienen apagados aunque estoy tratando de averiguar en que hotel se quedan.

Emilio levanta la cabeza y siendo la imagen viva del dolor dice a la amiga de su hija:

--¡¡debes encontrarlos... no se pueden casar¡¡ ¡¡tienes que encontrar a mi hija antes que una su vida a la de ese hombre¡¡ ¡¡no quiero que se case con el hombre por el cual mi hijo se mató¡

Emilio vuelve a llorar en el regazo de su padre que no deja de acariciarlo. El abuelo le pide a Victoria que sigue con la busqueda. Padre e hijo siguen en una habitación más unidos que nunca por el dolor, por el dolor de la muerte de un nieto, de un hijo.


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