sábado, 10 de octubre de 2020

Capítulo 21



 El dolor y la rabia es el protagonista en el entierro de Joe. Los restos del joven son sepultados en el panteón de los Edwing. Emilio de rodillas frente al féretro no deja de llorar, se siente muy culpable. Su padre está detrás de él, sufriendo por el dolor de su hijo, con sus manos en los hombros. Con la silla del abuelo está Elizabeth se negro y con un gran sentimiento de culpa. Con ella está Victoria. Mac escondido tras un árbol despide a ese chico que ha destruido su vida. Tiene lágrimas en los ojos. Después de cómo lo trató Elizabeth no quiere que lo vean, no quiere que lo vuelvan a tratar de asesino. Demasiada culpa  y demasiado tormento hay dentro de él cómo para que los demás le reprochen por ese adolescente que se mató por amarlo. Emilio abraza el ataúd de su hijo.

--¡¡no, no se lo lleven¡

Su padre lo sostiene:

--ya hijo..No lo hagas más difícil. Se acabó, déjalo ir.

Elizabeth se acerca a su padre:

--papá.

Padre e hija se abrazan llorando:

--se murió, se me murió mi hijito.

Elizabeth acaricia a su padre:

--me faltará vida para pagar mi deuda. Yodo esto es mi culpa. Yo no debí traer a...

Con todo su dolor, Emilio le pone la mano en la boca:

--¡¡no menciones a ese criminal en mi presencia, ante el cuerpo de su victima¡

Elizabeth siente mucho dolor por tener que renunciar al amor de su vida. Mac está escondido pero lo suficiente como para escucharlo todo y eso causa un gran dolor en él. Con las manos en las mejillas de su hija, Emilio le dice:

--¡¡júrame que jamás volverás a estar con ese hombre, que el asesino de tu hermano quedará lejos de tu vida para siempre¡

Muy segura y llorando, Elizabeth dice a su padre:

--te lo juro, jamás volveré a ver a Mac.

Emilio abraza a su hija. El abuelo acaricia a su nieta triste. Victoria la mira en desacuerdo. Mac ha sufrido un fuerte impacto. Las palabras de su amada, aunque en realidad reflejan sus propios sentimientos, le apuñalan. Emilio, Elizabeth y el abuelo lloran mientras el difunto es sepultado. Luego los presentes dan el pésame a la familia que está destrozada pero unida en el dolor. Emilio está tomado de la mano de su padre, su hija tira de la silla. Se van los tres juntos. Cuando no queda nadie, Mac se acerca a esa tumba con una rosa roja como el dolor de sus ojos. Deja la rosa sobre la tumba. Con una gran culpa y con una gran amargura:

--me la jugaste, me la jugaste bien. Nunca podré ser feliz con tu hermana.

En cuclillas frente a la tumba de Joe recuerda el beso, sus amenazas:

--lo siento. En serio que lo siento. Me hubiera gustado que me entendieras, que me aceptarías como amigo.

El guapo modelo tiene los ojos llenos de lágrimas:

--pero tú lo quisiste así, todo o nada. Me condenaste a una vida de amargura y soledad. Si soy culpable de tu muerte lo voy a pagar toda la vida.

Se lleva la mano en el corazón:

--puedes estar tranquilo. Tu muerte estará siempre entre tu hermano y yo, jamás podremos volver a ser feliz. Yo jamás seré feliz.

El modelo se santigua y se va.


Mientras, Elizabeth está cambiándose en su habitación del rancho. Victoria está con ella.

--¿qué harás con Mac?

--¿No lo has oído?

--Es tu marido. No puedes renunciar a él.

Elizabeth no quiere que se diga que Mac es su marido, es cómo si no decirlo cambiara las cosas. Muy alterada le dice a su amiga:

--¡¡no digas eso¡

--pero es la verdad, Mac es tu marido.

Elizabeth se sienta en la cama. Se hunde.

--¿¡cómo quieres que le diga a mi padre que el hombre que tanto odia es mi esposo?¡

--Él no tiene la culpa de la muerte de tu hermano.

--Lo sé... los dos la tenemos.

--¡No, tu hermano estaba enfermo de la cabeza¡¡

--no digas eso.

--pero es la verdad. Si él se enamoró de tu novio era su problema no puede condenarte a la infelicidad por eso.

--pero él está muerto y yo me casé con el hombre que él quería.

--Tu hermano era muy inestable. Mac no tiene la culpa de no ser gay.

--Mac le dio dar esperanzas para que se enamorara.

--eso no te lo crees ni tú.

Elizabeth se lleva las manos a la cabeza. LLora.

--¡¡no me desesperes más¡

--¿¿qué vas a hacer?¡

--Lo único que me queda, divorciarme deseando que mi padre nunca se enteré que me casé.

--Date tiempo, el tiempo cura todas las heridas.

--esta no.

--eso lo dices ahora. Tu padre entenderá que no tiene caso que renuncias al amor, que si perdió un hijo no puede condenar a su hija a la infelicidad.

--Pero es que soy yo la que no quiere, la que no puede estar casada con el hombre que mi hermano quería.

--tal vez las cosas pasen porque sí, tal vez te vuelvas a enamorar.

Elizabeth mira a su amiga con amargura:

--sabes que eso no es cierto, amo a Mac desde que me hizo mujer y lo voy a amar toda la vida.

--te tendrás que resignar como antes.

--después de lo que he vivido... No... llevo a Mac demasiado a dentro.









Mac llega a su apartamento, en la puerta se encuentra a Danielle.

--¿qué haces aquí?

--Yo soy tu amiga. Yo te apoyaré a muerte.

--ven, pasa.

Danielle vibra de deseo ante el atractivo hombre, está segura que todo volverá a ser como antes. Mac es muy frío como ella.

--¿quieres tomar algo?

Danielle no puede con el fuego que la consume:

--te quiero a ti.

--No ahora no... yo...

Danielle no lo deja hablar, se le tira encima. Lo besa. Le desabrocha la camisa, le devora el pecho. Mac descarga en esa mujer toda la rabia que lleva dentro. El coito es violento, descargador pero Daniella grita de placer por volver a tener dentro de ella al guapisimo modelo. Le clava las uñas con fuerza


.


3 meses después... Mac sale a abrir la puerta de su apartamento envuelto en una toalla. Es un documento certificado. Lo abre mientras entra. No puede evitar un gran dolor al pensar en Elizabeth. Desnuda en la cama está Danielle. La mujer se levanta, lo abraza por la espalda.

--¿qué es mi amor?

--la sentencia de mi divorcio  ya soy un hombre libre.

Mac está muy triste, Danielle no puede ocultar su satisfacción:

--¡¡pues me parece muy bien¡

Mac se aparta de ella. Se empieza a vestir.

--¿dónde vas?

--a dar una vuelta... quiero estar solo.

--¿¿¿la vas a buscar a ella?¡

--claro que no --dice triste-- todo está muerto entre ella y yo.

--¿¿¡y entonces?¡¡ ¿¿¿qué pasa conmigo?

--contigo no pasa nada, que nos acostemos no cambia la cosa, te lo dije... yo a Elizabeth la voy a amar toda la vida.

Mac se viste a toda prisa y deja el apartamento. Daniella queda furiosa.


Por otro lado, Elizabeth llega a una cafetería. Victoria está sentada de espaldas.

--¿y bien? ¿cual era la prisa? ¿qué me querías decir?

Victoria se levanta frente a ella está Sebastián muy sonriente. Elizabeth siente esa visita como un bálsamo a las heridas de su alma.




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