jueves, 15 de octubre de 2020

Capítulo 33







Elizabeth y Mac han vuelto cada uno a sus asientos. Se arreglan la ropa. Aún se retuercen por el placer vivido. Elizabeth lo mira con amor. Quisiera decirle que se la llevara lejos, dónde pudieran amarse sin rendir cuentas a nadie. Sin preocuparse de nada. Su culpa es tan fuerte como el amor que siente por él.
--no debiste hacerme esto, soy tu sobrina ¿sabes cómo me siento?
Las lágrimas de ella la conmueven:
--lo siento pero necesitaba comprobar que aún me amas.
--¿y para satisfacer tu instinto de macho no te importa lastimarme?
Mac le acaricia el cabello:
--yo nunca quise lastimarte.
--pues desde que me dejaste humillada después de regalarte mi virginidad no has hecho otra cosa --dice ella lloroso.
--Eres injusta conmigo. Han pasado muchos años, yo no un crío asustado... Te amo.
--¿y de qué nos sirve? Mira todo lo que nos ha pasado?  ¿te parecen pocas las pruebas que demuestran que nos tenemos que separar?
Él le acaricia los labios, la besa y ella no los rechaza.
--a mí sólo me importa que nos amamos.
--¿y entonces?
--huyamos.
--¿¿estás loco?
Él le pone las manos en las mejillas, la va besando:
--es nuestra única salida.
Aunque desearía dejarse arrastrar por su locura no lo hace:
--con mi tio nunca.
Ella evita mirarlo, está muy triste. Le duele rechazarlo. Muy serio, él pregunta:
--dime una cosa ¿te vas a seguir acostando con él después de estar conmigo?
Aunque le duele lastimarlo, Elizabeth ve la mejor ocasión para alejar a su tío de su vida:
--si.
Esta respuesta afirmativa vuelve loco de los celos a Mac:
--¡¡eres una perra¡¡
--es mi marido.
--¡¡sal del coche¡¡ --le dice Mac.
--¿¿¿estás loco?¡
Mac sale del auto.
--¡¡yo no  voy a llevar a una cualquiera¡ ¡¡apestas a zorra. Ya te usé todo lo que quería, ahora no te quiero volver a ver¡ --dice él yendo hacia el otro lado y arrancando a Elizabeth del asiento.
Mac está muy herido, tira a Elizabeth al piso. Cierra la puerta y vuelve a su lado.
--no me hagas esto.
--¡¡no te quiero volver a ver¡
y se va en el auto dejando a la joven tirada. Ella se siente humillada.
--¡¡maldito sea¡¡maldito seas¡ --dice con odio--¡¡te odio¡¡
Se siente como aquella primera vez que él la usó como un objeto y la tiró. Mac se aleja a toda velocidad, no quiere pensar en Elizabeth. Mientras conduce da golpes al volante con dolor, con rabia. Llora. Ama a Elizabeth y no soporta saberla de otro.
--¡¡es una zorra  una prostituta de lo peor¡¡ 
Con una mano agarra el volante y con la otra se golpea el pecho:
--Me la tengo que sacar de la cabeza, tengo que hacerlo.
Mientras Elizabeth está sobre la hierba, en el mismo lugar en el que la dejó él. Vibra y sufre. LLora amargamente por la felicidad que ha sentido al ser nuevamente suya pero es muy grande su sufrimiento por ese amor prohibido que está viviendo.  
--te amo.
piensa en Sebastián en el dolor de Mac cuando le dijo que volvería a ser suya.
--no me volverá a tocar. Después de esto no podré volver a ser de él.

No se han alejado mucho, tarda un poco pero la mujer puede llegar a su casa a pie. Sebastián la espera ansioso. El bebé está en brazos. Él le da un beso al bebé.
--me voy a dar una ducha.
La mujer está muy aturdida.
--Elizabeth --la llama él.
--ahora no --le suplica ella.
Ella lo mira lloroso:
--¿qué nos está pasando?
Elizabeth no le contesta, se encierra en el baño. Él se queda triste con su pequeño que es su única alegría. Lo abraza con tristeza:
--no me quiere, tú mamá no me quiere.
Unas lágrimas se deslizan por sus mejillas.  Elizabeth se da una ducha fría. Desearía poder borrar las huellas que Mac dejó en su cuerpo y en su alma pero están demasiado a dentro.






1 mes después... Sebastián sale de la ducha. Elizabeth hace que duerme. Él se molesta.
--¡¡no hace falta que finjas¡ ¡¡sé que no duermes¡
Elizabeth se da la vuelta. Lo mira. Él se pone de rodillas en la cama:
--¿porqué me haces esto?
--No grites  vas a despertar al niño.
--está bien pues levantate y hablemos.
--¡no tenemos que hablar¡
--no quieres hacer el amor con tu marido ¡¡¡creo que me debes una explicación¡
--no grites.
--¡pues vamos al comedor¡
--¿No podemos hablar en otro momento?
Sebastián se lleva las manos a la cabeza:
--¡¡no me hagas hablar delante de mi hijo de tu sucia relación con tu tío¡
Sebastián sale del cuarto molesto y moviéndoselo todo por su desnudez. Elizabeth se levanta en el acto. Le da vergüenza haberse acostado con Mac sabiendo que es su tío y le horroriza la idea de que su esposo pueda saberlo. Sale tras él.
--¿¿de qué hablas?
--¡¡así que acerté¡¡ ¡¡tú problema es Mac¡
--¡¡no hables de lo que no sabes¡
--¡¡yo lo que sé es que desde que el maldito ese te vino a ver no has querido hacer el amor conmigo¡
--¡¡he dado a luz¡ ¿¿¿lo has olvidado?¡
--No claro que no pero sabes que no es por eso. ¿¿¡¡es que te acuestas con él?¡¡¿¿¿te estás acostando con tu tío?¡¡

Elizabeth despierta, está en una camilla. En una clínica. A su lado Sebastián, muy serio.
--¿¿qué ha pasado? --pregunta ella aturdida.
--te desmayaste y como no recobrabas el conocimiento te traje hacia aquí.
--estoy mareada.
Él se nota dolido.
--¿te ocurre algo? --pregunta ella.
Sebastián se acerca a ella, como si tal cosa aunque con una gran herida en su interior le pregunta:
--dime una cosa... si tú y yo no hemos tenido relaciones sexuales desde que nacio el niño¿¿¡quien te preño?
Elizabeth mira a su esposo con el rostro desencajado por la rabia.
--¿¿¡que?
Sebastián le estampa contra la cara los resultados de los analisis:
--¡¡el médico me ha dado la enhorabuena pero claro... él no sabe que yo no soy el padre. ¿¡es tu tio?¿él te preñó?¡
Elizabeth lee los resultados de la prueba una y otra vez. No puede creer que esto le esté pasando. Se lleva las manos a la cabeza:
--¡¡¿¿cómo llegó a pasar?¡¡ ¡¡si recién di a luz¡
Sebastián está muy molesto:
--¡¡ya que me engañabas podías haberte cuidado¡¡ ¡¿¿no te da vergüenza estar embarazada de tu tío?¡¡ ¡¡¡tu amante es el hermano de tu padre¡¿¿¿¿porque es él?¡¡¿¿verdad?¡
Elizabeth se lleva las manos al vientre, siente que todo su mundo se le viene encima. ¡¡un hijo, un hijo de su propio tío¡¡ Eso es más de lo que puede soportar. Sebastián no tiene dudas que la palidez de su esposa es porque Mac es el padre de su hijo. No sabe si le da más rabia que le haya puesto los cuernos o que haya sido con el gran amor de su vida, que además es su amor prohibido. Da golpes a la camilla:
--¡¡estás loca ¿¿no te das cuenta que tu hijo no será normal?
Muy aferrada a su vientre ella le dice:
--¡¡no me angusties más.¡¡
Sebastián la deja sola..A solas con su nuevo bebé Elizabeth si sentirse feliz o llorar por este nuevo golpe que le ha dado la vida.




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