sábado, 10 de octubre de 2020

Capítulo 11

 



Sebastian se está dando una ducha. Se relaja mientras el agua cubre su cuerpo desnudo. Pasa sus manos mientras cubre su cuerpo con jabón. Queda todo cubierto de blanco. El agua fría lo relaja. Está más tranquilo. Llaman al timbre, se aclara rápidamente. Mojado, con partes blancas y cubierto con una pequeña toalla el guapísimo torero va hacia la puerta. Abre sin ganas. Es Julián. 

--venga pasa¿quieres tomar algo?

--bueno yo te venía a enseyar algo pero por tu humor, creo que ya lo has visto ¿no?

Con un gran dolor Sebastián le dice:

--si vienes a decirme que la cualquiera de Elizabeth es la amante del modelo de moda pierdes tu tiempo... ya lo sé.

Sebastián le ha puesto una copa a su amigo. Los dos se sientan en el sofá.

--¿y como te sientas?

Sebastián no quiere reconocer su pena:

--bueno, sólo era una aventura.

Julián le pone la mano en los hombros:

--conmigo no te tienes que hacer el fuerte, yo sé que te enganchaste con ella. Debe ser duro que dijera que volvía y no podía seguir contigo y ahora siga aquí por el otro.

Sebastián da golpes al sofá furioso:

--¡¡soy un imbécil me tomó el pelo¡¡

--ya no te hagas mala sangre  , así son las cualquieras...

--¿y tú?¿no volviste a ver a Victoria?

--No y no me importa.

--¿entonces te da igual que me acostara con ella?

Los celos atormentan a Julián:

--¿¿¡cómo me hiciste una cosa así?¡

Sebastián se levanta aunque con el sofoco pierde la toalla. Camina desnudo, se lleva las manos a la cabeza.

--¡¡me siento tan sucio, Elizabeth me trató como una basura¡¡

Aunque no quiere mostrarse celoso, Julián no puede evitar sentir mucho dolor:

--¡¡eso a mí no me importa¡¡¿¿qué pasó con Victoria?¡

--¡que es tan cualquiera como la amiga¡¡ 

Julián se golpea los puños:

--¡¡eso no te daba derecho a meterte en la cama con ella¡¡ ¡¡se suponía que te gustaba la amiga y yo te dije que ella a mi me gustaba¡¡

Sebastián se lleva las manos a la cabeza. Sigue desnudo, se va moviendo mucho:

--¡¡se me desnudó y no lo pude evitar¡ ¿¿¡tú hubieras rechazado a una mujer hermosa desnuda?¡

--No --furioso-- pero ¿porqué haría una cosa así?

--¡¡porque la amiga se lo pidió para tenerme ocupado, para que no vaya a mi cita con Elizabeth y ella se acostara con el modelo¡

Julián se sienta, está impresionado.

--¡¡que putas¡¡

Sebastián se sienta a su lado, le pone la mano en el muslo muy fraternalmente:

--sólo se querían divertir las dos amigas, nos usaron a los dos.

Aunque se muestra frio a Julián le duele porque le gusta Victoria.

--aunque no es justo, yo me acosté sólo con una y tú con las dos.

Con una gran herida en el alma, Sebastián dice:

--pues no me siento orgulloso.

--¿y que vas a hacer?

Al guapo torero se le escapan algunas lágrimas:

--¡¡me dan ganas de...¡ --dice rabioso y retorciendo un cojín.

--olvidalo, te la pasaste bien.

--así es. No me tengo porque sentir mal. Unos cuantos polvos y sin compromiso ¡es el sueño de cualquier hombre¡ ¿de que me quejo?

Las palabras de Sebastian son las de un hombre dolido.

--ya me divertí, ahora me dedicará a los toros que es lo único que de verdad me apasiona y me hace feliz.

--bueno pero las dos cosas son compatible.

--Mi novia es el toro, no me debe interesar nada más...

--venga vistete que nos vamos a dar una vuelta.

--No, en serio. No tengo ganas.

Con una sonrisa burlona, Julián le dice:

--¿y te vas a quedar en pelotas o qué?

--primero me acabo de duchar, luego ya veremos.

--¿seguro que estarás bien solo?

--si tranquilo.

Los dos amigos se abrazan.

--ey pero no te arrimes, no quiero que te pongas contento y me claves algo --dice Julián divertido.

Pese a que no tiene ganas, Sebastián se ríe:

--payaso.

Los amigos se despiden. Sebastián se mira al espejo. Piensa en los momentos bonitos vividos con Elizabeth. Da golpes a la pica.

--¡¡no voy a llorar¡¡

Sebastián seca sus lágrimas y vuelve a la ducha. Un buen chorro de agua fria en la cara lo relaja.




Mac y Elizabeth están desnudos en la cama. Gozan el uno en brazos del otro. Se besan apasionadamente. Se miran, se acarician.

--¿feliz?

--¿y tú que crees? Te amo tanto, Mac.

Él la acaricia, sonríe con orgullo. La besa apasionadamente.

--estos días han sido un sueño pero espero que la cosa no acabe aquí.

Él la tiene muy abrazada:

--bueno, aún nos quedan unos días y luego yo tendré que ir de una ciudad a otra ¿no te gustaría acompañarme?

--nada me gustaría más --dice ella muy enamorada.

Él la besa. Ella le pone las manos en la mejilla:

--¿y tú? No sé si eres feliz, ¿qué pasa por tu cabeza?

--es que yo no soy bueno por las palabras... no sé que decirte.

Ella lo besa delicadamente, le acaricia la cabeza:

--es que tengo miedo de ser sólo un pasatiempo para ti.

--¿y si cumplo con la cita que teníamos años atrás?

--¿de qué hablas?

Él sonríe, es muy mimoson:

--¿no te acuerdas?

--bueno, teniamos muchos planes.

--el primero es que me querías presentar a tu padre y a tu abuelo. Teníamos cita en una de las famosas barbacoas de tu familia. ¿te acuerdas?

Ella lo mira emocionada, lo besa:

--no puedo creer que aún te acuerdes.

Él le guiña el ojo:

--¿vamos el próximo domingo y me los presentas a todos?

--Nada me gustaría más.

Mac y Elizabeth se siguen besando y acariciándose. Sobretodo gozando de sus cuerpos. 




Días después, el rancho de Dallas se prepara para una barbacoa. Emilio se acerca a su padre.

--¡¡papá qué haces con esa cara?¡ ¡¡va a venir el novio de Elizabeth¡

El abuelo hace uno de sus habituales berrinches.

--¡¡es una niña para tener novio¡

Elizabeth baja las escaleras. Se pone en cuclillas ante su abuelo:

--por favor, Mac es el hombre de mi vida.

Una mirada de la joven vence al abuelo:

--¿eres feliz?

--Mucho.

Elizabeth y su abuelo se abrazan. Mientras Emilio toca en la habitación de su hijo.

--¡venga Joe, que va a llegar el novio de Elizabeth¡

El chico sale protestando:

--¡¡no sé porque tengo que estar¡¡ ¡¡a mi no me interesa¡

--¡¡porque lo digo yo¡¡

Emilio se adelanta porque ya ha llegado Mac, Elizabeth abrazada a él le presenta a su abuelo y a su padre. Joe baja las escaleras, todo él se paraliza. Siente algo que lo paraliza. Al ver a Mac siente algo muy grande, es el hombre más guapo del mundo.

--Mira mi hermano...

Y Mac con una sonrisa de oreja a oreja espera a Joe para recibirlo con amabilidad. Ese sonrisa se le clava en el alma al adolescente. Suspira fascinada. Ha quedado totalmente prendado y hechizado de la suprema belleza del novio de su hermana.




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