jueves, 15 de octubre de 2020

Capítulo 39

 






Atormentado por los celos Mac va a Sevilla a casa de Sebastián.
--¿¡¡dónde está Elizabeth?¡
Sebastián le sonríe:
--tu sobrina no está.--dice con ironía.
Mac no soporta que llame su sobrina a Elizabeth.
--¡¡no te hagas el listo conmigo¡¡ ¡¡sé que te la llevaste¡¡
--¡¡yo no me la llevé¡
Mac quiere pasar a la fuerza:
--¡¡Elizabeth¡¡ ¡¡Elizabeth¡
Sebastian no lo deja pasar. Lo mira con burla:
--si se te perdió  no es mi culpa.
Mac lo mira con rabia y se da por vencido. Cuando el hombre se ha ido aparece ella.
--gracias no me quedaré mucho tiempo...
--ya no te veo como mujer, puedes quedarte el tiempo que quieras.
Mientras Mac en su coche golpea el volante con rabia:
--¿¿dónde estás amor, dónde?
Le atormenta no sólo haber perdido a la mujer de su vida sino también a su hija.

1 año después... Emilio se acerca al cementerio para llevar flores a la tumba de su hijo. Se sorprende al encontrar ante la tumba a Mac. El rencor se ha borrado con el tiempo aunque aún hay distancia entre los dos.
--¿¿qué haces aquí?
Mac mira con tristeza la lápida de ese chico que se mató por mí.
--hoy hace 4 años que se murió Joe por mi culpa, siempre me acuerdo de él.
A Emilio le emociona que Mac se acuerde de su hijo y baja la guardia: 
--sé que apenas vienes por el rancho porque no te trato bien pero no me lo tengas en cuenta. Yu madre está mal.
Mac se preocupa:
--no me dijo nada.
--yo me quedaría más tranquilo si te quedaras a vivir en el rancho. Ya es muy mayor y por lo que pudiera pasar no me gustaría que te pillara lejos.
--¿estás seguro?
--somos hermanos.--dice entredientes.
Mac le extiende la mano pero Emilio se aparta. Tampoco tiene ganas de estrechar lazos con ese hombre que ha apasionado a sus dos hijos.
--te espero en el rancho, no olvides que es de nuestro padre.

Mac llega sólo al rancho y es recibido por alegría por el abuelo.
--¿te quedas?
--si por unos días.
--¡¡que bueno tener a mis dos hijos juntos¡ 
--me gustara ocupar la habitacion de Joe, a él le gustaria.
--no, Emilio la tiene cerrada, dice que sólo la abrirá si aparece su otro hijo.
--¿otro hijo?
--es una larga historia pero no te preocupes, ese hijo sólo existe en la imaginación de tu hermano.
Mac lleva la silla de su padre, está muy contento de tener a su hijo con él.
--¿en serio mamá está mal? No me dijo nada cuando hablamos por teléfono.
Muy triste el abuelo dice:
--es ley de vida. Tu madre se está apagando poco a poco pero no nos quiere preocupar.
El abuelo y Mac van a ver a la anciana.








En España, Sebastián está solo en su apartamento. Llega Victoria con un niño de dos años y otro de uno. El del dos años se le tira encima:
--¡¡papá¡¡
Sebastián y Victoria se miran con mucho cariño. 
--Ven pasa.
Mientras los niños juegan, Sebastian le pregunta por Elizabeth.
--¿no piensa volver?
--No. De momento no. Espero que no te sepa mal que yo te traiga a tu hijo.
Él sonríe.
--claro que no.
Luego mientras los pequeños juegan la pareja hace el amor. Victoria está feliz en sus brazos.
--eres el único hombre al que he amado¿porqué tú no te me puedes entregar? La primera vez me dijiste que me amabas.
Sebastián la mira con cariño:
--y te amo. Poco a poco mientras me ibas a trayendo a mi hijo lo que comenzó como un juego se convirtió en amor.
Ella lo mira emocionada:
--¿y entonces? ¿porqué nos tenemos que ver como si fueramos unos delincuentes?
--Porque Julián aún piensa en ti y yo no le puedo hacer eso.
Victoria apoya su cabeza en el pecho de él:
--por una vez que encuentro el amor, él me rechaza.
Él la acaricia:
--sé que esto no es justo para ti pero no te puedo ofrecer otra cosa.
Victoria le besa en el pecho. Ella está dispuesta a jugarse por él algo que a él lo llena de orgullo. Sebastián no puede vivir ese amor plenamente, a la culpa de haberse enamorado de la mujer que ama su mejor amigo está ese secreto del cambio de pastillas que él conoce y Victoria no y no se atreve a decirle.



Emilio toca en la puerta.
--Mac, ¿puedo pasar?
--si pasa.
Mac salía de la ducha, se seca la cabeza. Está totalmente desnudo.
--¿prefieres que vuelvas después?
Mac deja la toalla, se comporta muy simpático:
--no, por una vez que te animas a buscarme... Dime.
--sé que ha pasado muchas cosas por nosotros. Tú has tratado de ser amable y yo siempre te he despreciado.
--No te culpo, los hijos duelen. Y te lo digo yo que sufro por mi hija.
--Separemos las dos cosas, somos hermanos. Yo siempre quise tener un hermano.
Mac le extiende la mano:
--pues ya tienes uno, hermano.
Los hermanos chocan sus manos y se abrazan. Hablan durante un buen rato mientras Mac se viste.
--¿cómo es eso de tu otro hijo?
Mac escucha a Emilio con interés mientras se viste, los dos salen del cuarto juntos, hablando muy animadamente. El abuelo los mira sorprendido, feliz de ver a sus dos hijos juntos por fin pero no es el momento. Lloroso dice:
--Mi Raquel se me muere. Llamé a un cura  se quiere confesar.
Emilio abraza a su hermano con pena. Los dos corren hacia la habitación. Tienen que esperar fuera, cuando sale el sacerdote les dice que pase que Raquel les tiene que decir algo para liberar su alma, para poder entrar en el reino del Señor. Emilio se queda en un segundo plano, Mac y el abuelo cada uno la toma de una mano. Les pide perdón. 
--no tenemos nada que perdonarte --Mac.
El abuelo le besa la mano:
--no te vayas sin mí.
Muy débil Raquel acaricia a su hijo:
--fui egoista, por mi egoismo te hice sufrir, te separé de la mujer que amas.
--¡¡no eso no es así¡ ¡fue el destino¡ --Mac.
--dejame hablar, si hubiera hablado antes tú habrías podido ser feliz.
Mac está llorando. No entiende a su madre. Raquel se dirige al abuelo:
--una hechicera me dijo que sería madre y yo era tan feliz que te lo vine a contar. Me trataste tan feo.
El abuelo la besa en la mano:
--fui una basura.
--¡es que tenías razón¡¡ ¡¡era una vieja ¿¿cómo iba a estar embarazada?¡
con un hilo de voz, Mac le dice:
--lo estabas.
--No, no lo estaba. Cuando peor estaba llamaron a mi puerta. Lo que dijo la hechizera se cumplió, un bebé me dejaron en la puerta, en una canastita... tú, mi vida.
Ésta noticia ha causado un fuerte impacto en los presentes.
--¿¿Elizabeth no es mi sobrina?¡
La alegría de saber que nada lo separa de su amada lo tiene tan feliz que a Mac no le importa nada.
--¿porque callaste?¿porque hacer tanto daño? --el abuelo triste.
--por ti, por amor a ti.
Raquel trata de acariciarlo pero muere en ese momento dejando a su esposo y a su hijo desconcertado y desconsolados.

 Los tres juntos encabezan la comitiva fúneral. Raquel Edwing es enterrada en el panteón familiar. Cuando llegan al rancho es el momento de hablar. Un momento que Emilio trata de aplazar. Mientras Emilio sube por las escaleras, Mac se pone de rodillas ante el abuelo y le suplica:
--he aprendido a quererte aunque no seas mi padre, ya nada me separa de Elizabeth. Ella tiene que saber que no soy su tío. Me tienes que decir dónde está.
El abuelo lo acaricia:
--te juro que te lo diría, pero no lo sé. Te lo juro por tu madre que pese a su mentira la quise mucho.
Mac se levanta,  se lleva las manos a la cabeza:
--¡¡no puede ser que ahora que sé que nada nos separe igual no puede correr a sus brazos¡
Mac se vuelve a arrodillar:
--¿en serio no lo sabes? --le suplica.
--Yo no pero él sí...
Entonces Mac se acerca a Emilio que está parado en las escaleras:
--¡¡por favor... si quieres me arrodillo pero no tiene caso estar separado¡¡ ¡¡ya nada nos impide nuestro amor¡
Emilio señala el cuadro de su hijo:
--eso no es cierto... Joe murió por ti.
Mac está desesperado. No quiere renunciar a Elizabeth y no sabe que hacer para que Emilio lo acepte como su yerno.
 

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